El pasado fin de semana, se llevó a cabo en el estadio de los Vaqueros de Dallas uno de los juegos más esperados para el inicio de la temporada 2012 de la NCAA; por un lado la presentación del equipo clasificado número dos en las recientes encuestas y actual campeón, la Marea Carmesí de Alabama; del lado opuesto los Wolverines de la Universidad de Michigan, equipo que generó una gran expectativa por las grandes actuaciones de su pasador Denard Robinson.
Éste era sin duda uno de los escenarios más importantes para mostrarse ante los millones de posibles votantes, no era sencillo pensar que podría salir victorioso ante una de las defensivas más agresivas de la liga, de mano del entrenador Nick Saban, quien es bien conocido por sus ajustes para nulificar al oponente.
Durante los dos primeros cuartos, la línea ofensiva logro darle tiempo suficiente para lanzar pero se le vio errático e impreciso para contactar a sus receptores; es en estos juegos cuando se demuestra el verdadero carácter de un atleta y la manera para sobrellevar la presión que lo rodea.
Al menos en este primer juego y ante el equipo campeón, dejó mucho que desear en las lecturas y en su precisión, voló en varias ocasiones a los receptores abiertos y dudó mucho en utilizar otra de sus grandes armas, la velocidad para deshacerse de los oponentes cuando se decide a correr.
Los número son fríos, solo completó 11 de 26 intentos, fue interceptado en dos ocasiones y lanzó un sólo pase de anotación, sus números por tierra fueron de 27 yardas totales en 10 acarreos y una anotación.
Tuvo que abandonar por algunos minutos el terreno debido a una lesión en la espalda, de la cual regresó para concluir el encuentro y salió maltrecho al golpear en una jugada al rival que interceptó unos de sus pases.
Después de tan pobre desempeño sólo le queda ir cuesta arriba; los rivales restantes, al menos a corto plazo no se ven al nivel de Alabama y la lucha por el campeonato de la conferencia los Diez Grandes acaba de comenzar.
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