miércoles, 21 de agosto de 2013

Rudy "el jugador de las anotaciones espectaculares"


A partir de su creación en 1969, el equipo de Águilas Blancas fue adoptado inmediatamente por los aficionados Politécnicos, en una época de nuestro futbol americano en la cual la calidad de los equipos de Liga Mayor alcanzaron un nivel nunca antes visto.  Esta es la historia de Rodolfo Ruiz Galindo, mejor conocido como "Rudy",  uno de los mejores jugadores Politécnicos, quien brilló en la década de los años setenta.

Mucho se habla de ese equipo en particular, los expertos lo señalan al de 1973 como el mejor equipo de Águilas Blancas de la historia, ¿qué me dices al respecto?

Aun cuando ha habido otros equipos campeones, ccoincido que el equipo de 1973 ha sido el mejor en la historia de las Águilas Blancas. A pesar de estar en contra de las comparaciones ya que se tendrían que dar las mismas condiciones en un momento determinado, me atrevo a asegurar lo anterior  ya que según mi opinión en las Águilas no ha existido tanta calidad en todas las posiciones y los rivales de esa década eran equipos más fuertes.

La mayoría de los jugadores en su quinto año y un buen número de novatos de primera calidad en distintas posiciones que llegaron a fortalecer la estructura veterana existente. Adicionalmente un cuerpo de entrenadores con liderazgo, capacidad, experiencia y amor al equipo. Asimismo y como uno de los puntos más importantes mayor apoyo  de las autoridades del Instituto a todos niveles.

Así como de gente con recursos y capacidad económica no vista por mí en ningún año subsecuente. Estos elementos de hecho motivaron el nacimiento y consolidación de una identidad durante cuarenta años y que es la única a pesar de los detractores, enemigos, autoridades y demás aspectos negativos que ha mantenido la tradición de este deporte en el Instituto.

En 1973, fueron de gira a Estados Unidos, ¿recuerdas qué lograron en conjunto y se trabajó más de cara a la temporada?

Fue un año importante, un gran equipo plagado de estrellas, de primera calidad. Jugamos pretemporada en USA venciendo a los freshman y uno que otro cachirul de dos universidades, la de Carolina la del Norte y la de Carolina del Sur en menos de una semana; ese año trabajamos mucho en acondicionamiento físico, base de una excelente preparación

Regresamos y el primer juego fue contra Cóndores de la UNAM, me tocó recibir la patada inicial, que devolví hasta la yarda 35 contraria, fue una muestra de lo que sería el equipo ese año. Desde 1971 se implantó en las Águilas Blancas el sistema Wishbone, por lo tanto en la gira de 1973 ya lo utilizábamos.

Te puedo comentar que este sistema tiene una estructura básica para juego por tierra por lo que alternábamos otro sistema de la Universidad de Carolina que era más versátil, estructurado para juego aéreo y de donde se podía manejar la triple opción, es decir combinábamos dos sistemas para enfrentar a los rivales según sus características físicas y técnicas, lo que permitía también tener mayores alternativas para ajustes durante el transcurso del juego.

¿Qué tan difícil fue para ti ese año de novato?

Ricardo Strevel, los hermanos Bustillos, Hijar, Linares, Jaime González, David Benítez entre otros, formábamos ese explosivo backfield, año difícil pero con mucha convicción. El deseo y parte del objetivo de mi vida redituaron en una buena temporada para mí y la plataforma para años siguientes.

Respecto a tu época en Liga Mayor ¿había un límite de edad?

No, no había límite de edad en ese sentido los juegos eran más fuertes y con mayor madurez, entre hombres y no entre jóvenes. La temporada de 1973, fue muy fuerte por ello todos los equipos tenían un promedio de edad cercanos o por arriba de los 25 años.

¿Contra qué equipo fue tu primer touchdown en la Liga Mayor?

Mi primer touchdown fue contra los Tigres de la UANL en 1973 en el estadio Olímpico de CU. Fue una resbalada del lado izquierdo de aproximadamente 60 yardas. Esto dio inicio a una serie de anotaciones que se me vienen a la mente durante mi carrera y que motivo a un periódico (ESTO) a calificarme y de hecho me agradó, como “el hombre de los touchdowns espectaculares”.

Los expertos califican esa década como la de mayor nivel que se ha jugado en la historia del fútbol americano en México.

Como lo mencione anteriormente y siguiendo algunas opiniones sobre todo de deportistas, coincido en que es muy difícil comparar una época, un equipo o un jugador; lo que sí puedo decir es que fue una década donde se fortaleció, modernizó y actualizo la técnica, la preparación física, el apoyo institucional, la mentalidad y el amor a la institución, en verdad se jugaba con el corazón, pero con avances tecnológicos importantes, mejorando épocas anteriores.

Si ves los marcadores te darás cuenta de lo peleado que fueron esos juegos en general. Es más en 1976 los Guerreros Aztecas de la UNAM derrotaron a los Borregos Salvajes del Tecnológico de Monterrey y a los Cóndores lo que da idea de la competencia cerrada que había, es mas en ese año en juego nocturno, vencimos a los Guerreros y a Dios gracias con tres anotaciones mías de largo yardaje.

¿Qué era lo más difícil de jugar contra el Tecnológico de Monterrey, Pieles Rojas o Cóndores?

En mi periodo, los equipos más representativos de las Instituciones, mantenían un nivel alto en nuestro medio, los equipos eran fuertes y maduros. En el caso de Cóndores la técnica depurada y velocidad de reacción de su defensiva. Pieles rojas y el ITESM., equipos técnicos pero muy poderosos y golpeadores, opino que en esa época el Tec. era el equipo más grande y golpeador.

¿Consideras que era desventaja jugar contra los jugadores becados del Tec.?

No, siempre tuvieron becados y en esa época de EUA, James Mcfall y Ronnie Washington, dos tremendos corredores, amén de varios linieros de calidad y tonelaje, lo que pasa es que becaban sin desmantelar los equipos de México, y el nivel aún así se mantenía con cierta estabilidad, aun con esa aparente ventaja. En esa época fueron juegos muy cerrados.

Durante esa temporada de 1973, sólo perdieron contra Pieles Rojas y cobraron la afrenta en la semifinal

Los Pieles Rojas de 1973 un gran equipo con potencial de campeón, efectivamente nos derrotó ese año en un juego muy cerrado, pero en la semifinal los derrotamos en un juego con un final irrepetible en donde siempre se hablará de aquella jugada, en donde todos esperábamos que patearan el gol de campo y se la jugaron perdiendo la oportunidad de volvernos a derrotar. Creo yo que el guión ya estaba escrito y ese año era el nuestro.

¿Qué recuerdas más de esa temporada?

Yo creo que hay muchas cosas para recordar, recuerdos que hacen crecer el espíritu y dan felicidad, recuerdos de compañeros, Coaches, utileros que de una forma u otra forman parte de mi vida; mi primer touch down , mi primer carrera, mi primer estadio lleno, mi respeto al Dr. Jacinto Licea, todo son recuerdos.

Recuerdos de mucho sacrificio, disciplina, honor, dignidad y sobre todo parte importante de mi formación y el orgullo de ser Águila Blanca, Burro Blanco y Politécnico de corazón. Quizás lo más difícil para mí fue que en ese entonces, trabajaba, estudiaba y entrenaba, en verdad complicado  pero aprendí que los sueños pueden hacerse realidad.

¿Por qué te decidiste a jugar en Águilas Blancas?

Mi primer uniforme, que se lo pedí a los Reyes Magos fue dorado con números azules; universitario, pero posteriormente en un juego teniendo siete u ocho años, mi papá ex politécnico, me llevó a ver a los equipos del Politécnico vs Pensacola USA, salió muy triste por la derrota, en ese momento me volví aficionado al Politécnico. Es más mi equipo preferido eran los Cheyennes de la Vocacional Dos y el Politécnico Blanco, yo soñaba con jugar ahí y que me cortaran el pelo al estilo Mohicano, ese fue un gran deseo por bastantes años. Es más el 36 lo tomé de Antonio “Negro” Bradley.

¿Qué pasó? Por motivos de logística y profesión, tuve que jugar con algún equipo del Casco de Santo Tomás, al fin y al cabo seguía siendo del Politécnico.

Llegamos a entrenar mi hermano Alberto y yo, recuerdo que ese año por motivos de edad se hizo una Selección para Juvenil con jugadores de las Vocaciones Tres y Cinco, se decidió que el equipo se llamaría Zorros de la Vocacional Tres, algunos preferían llamarlo Águilas Blancas de la Vocacional Tres; para no crear conflictos entre jugadores de ambas Vocacionales.

En esa temporada, la primera en el Politécnico, mi hermano y yo nunca faltamos y siempre con mucha disponibilidad y deseos de jugar, eso nos mereció ser capitanes en la final contra el trabuco del Colegio Tepeyac, aun sin haber entrado a una sola jugada. Uno de mis mas grandes recuerdos viene de esa época; un día antes del primer juego, nos entregaron los jerseys guindas, por cierto, con números blancos.



Yo fui el único jugador que no alcanzó jersey nuevo y me dieron uno muy usado y decolorado y le faltaba en la espalda el cuatro ya que el número era el 47, mi madre lo quiso arreglar, pero mi papá le dijo ”déjalo así, fue lo que le tocó”. Te comento esto, porque mi grato recuerdo es que, aquel joven triste por su uniforme, llegó a ser uno de los mejores jugadores de México, bueno eso pienso.

Al estar en estos equipos, en 1969, se crean las Águilas Blancas, y como semilleros las Vocacionales Tres y Cinco, de ahí mí llegada a este equipo que de hecho ya lo amaba. Subí a Liga Mayor y el cambio fue impresionante, gente más grande, fuerte, preparada, rápida, al principio fue difícil, sin embargo me acoplé y terminé como Novato del Año en 1973.

¿Quién o qué fue lo que te influenció a escoger este deporte sobre otros?

Practiqué el soccer, básquetbol, vóleibol, beisbol, atletismo y con bastante suerte, gracias a las facultades que Dios me dio. Al correr de los años me di cuenta que prefería el americano, por muchas razones, disciplina, valor, compañerismo, unión, sacrificio, deporte que reúne muchas cosas positivas y me decidí a practicarlo a partir de los 10 años. Me inicié en la posición de guardia, y al tercer juego ya era el fullback.

Me gustó siempre correr con el balón, jugué dos años en infantil, sentí que tenía mucho potencial para jugarlo.

¿Cómo inicia tu carrera en el fútbol americano?

Nacer en una buena familia es un buen principio; papá, mamá y tres hermanos. Mi padre ex jugador del Politécnico y Seleccionado Nacional, al término de su carrera se incorporó al cuerpo de árbitros, casado con una excelente mujer, desde que yo me encontraba en sus entrañas, ya era fanático de este maravilloso deporte, como puedes ver, nací con el futbol americano en la sangre.

Sábados y domingos con la familia y en temporada, sobre todo de Intermedia y Liga Mayor, eran fines de semana de futbol americano, a veces mi papá arbitraba tres juegos el sábado y otros tres el domingo y nosotros ahí con él.

Recuerdo que en un juego en un campo de C.U. debió haber sido de juvenil, yo, como de seis años aproximadamente, mi madre se acercó a un jugador y le pidió prestado su casco a exigencia mía, era tanto nuestro amor al deporte que sinceramente nos lo robamos y desde ese día dormí con él a mi lado acompañado de un balón. En mi infancia este deporte era todo para mí.

Crecí en un ambiente de futbol americano y te puedo platicar de juegos y jugadores desde finales de los cincuentas, te puedo decir que vi todos los clásicos desde 1953 hasta los que jugué. Estuve en aquel juego histórico de Omar Fierro a los 12 años de edad. Ese fue también, parte del inicio.

En tu etapa de estudiante, empleado y jugador, ¿recibiste algún apoyo por parte de los maestros o consideración por participar en el equipo?

En ninguna de mis etapas recibí apoyo alguno, en el caso de la escuela, llevaba a cabo los trámites de inscripción y de cualquier otra índole como un estudiante normal. Es más hubo ocasiones en las que tuvimos que pernoctar afuera de la escuela para lograr una inscripción; en el último año de la carrera, no cursé tres materias por falta de tiempo, lo que originó terminar la carrera de Contador Público un año después.

Para ilustrar lo anterior, en mi primer año de Liga mayor, requería salir del trabajo media hora antes, esta posibilidad me fue negada en mi trabajo, al comentarlo con mis entrenadores lo único que pudieron darme fueron las gracias, sin embargo y afortunadamente, mi jefe en la oficina me autorizaba diariamente un pase de salida con el riesgo que ello implicaba. Creo que, debido a situaciones de esta naturaleza el futbol americano en México, ha llegado a perder un gran número de talentos. 

En la temporada de 1974, caen en la semifinal ante Pieles Rojas ¿qué es lo que más recuerdas?

1974 fue un año de reestructuración, por tanto veterano importante que se retiró; afortunadamente en lo personal siempre lo di todo en la cancha, 1974, fue un año importante para mí, logre mis objetivos personales e inicie de hecho mi carrera hacia el éxito.

Ese año quedaste como uno de los líderes anotadores con 54 puntos

Efectivamente a partir de ese año me mantuve como uno de los máximos anotadores de la liga ese año se inicio mi carrera ascendente, casi siempre mis anotaciones importantes fueron de largo yardaje, lástima de la falta de estadísticas, porque yo era un jugador modesto e introvertido que nunca vendió sus actuaciones.

En las temporadas de 1975 y 1976 quedaron ganadores del grupo B pero no lograban coronarse.

En estos años hubo muchos cambios en el staff, en 1975; otra cosa que influyó fue que por lo mismo creo yo que el reclutamiento no fue muy bueno solo chequen los perfiles de nuestras líneas ofensiva y defensiva con la de otros equipo, 1975,1976 y 1977 nuestra línea ofensiva difícilmente rebasaba los 90 kg.

Hay otros elementos, no se la razón ni quiero entran en falsas o medias verdades, pero en 1974, subió una camada de corredores de buen nivel pero con mucha injerencia en la coordinación ofensiva, el juego ofensivo se repartía "equitativamente" y eso creo perjudico al equipo, repito lastima de no tener estadísticas, pero creo que debí haber llevado más veces el balón, no con esto digo que hubiéramos sido campeones pero siempre he dicho ocupa a tus mejores hombres.  

Yo creo que solo los corredores y quarterback de 1977 que eran los mismos de dos o tres temporadas atrás, y solamente ellos lo saben  y es la primera vez que lo comento y aun no deja de lastimarme, ese año sufrí un fuerte esguince es mas pensé no jugar ese año, el Dr. me convenció, tal vez por el peso que tenía yo en el equipo, jugué infiltrado varios juegos, pero el meollo es que en toda mi lesión otra persona ocupo mi puesto.

Una semana antes del primer juego en Monterrey empecé a entrenar en forma, y al momento de dar la lista, yo estaba como primer equipo; a la otra semana en el D.F. vencimos a la Universidad Autónoma de Guadalajara, repetí la hazaña y en solo medio tiempo anoté cinco veces. Esto origino envidias.

El lunes, yo siempre llegaba media hora tarde a entrenar porque ya trabajaba, y me encontré que todo el backfield, quarterbacks y corredores estaban sentados con el Coordinador Ofensivo en una plática de reclamos, me acerque y el tema para mi sorpresa era que porque yo anotaba tanto y que ellos querían anotar igual, me reí, pero la moción fue aceptada y por convicción no me desequipé y los mande a volar.

Esto cambio toda mi última temporada, contra Cóndores solo corrí la bola tres veces, me usaron como engaño y sin envidia lo digo otro corredor se llevo la gloria en ese juego y lo bueno fue que ganamos. Eso aun como persona me conflictúa no por ellos sino quizás porque eche a perder lo que debió haber sido mi mejor año, aun así fui subcampeón en anotaciones.

No todo fue belleza.

Por una parte la hegemonía del Tec. de Monterrey, Tigres y de Pieles Rojas hacían ver mal a los equipos del IPN y de la UNAM.  Desde tu punto de vista ¿qué les hacía falta para estar al mismo nivel que ellos

Yo creo que en esos años nada, se les gano a los tres equipos y aun cuando nuestras líneas en comparación eran de menor perfil, siempre estuvimos al tú por tú, lastima de estadísticas pero si recuerdas aun con esa línea, sin demeritarla de ninguna forma, en 1976 obtuve cinco reconocimientos de la liga, jugador del año, campeón anotador, mejor en la posición, mejor del equipo, mejor pateador, sin estar en uno de los mejores equipos.

Y más aun en 1976 primera estadística, he sido el corredor que rebaso las 1000 yardas en un equipo que ni siquiera llegó a semifinales.
  

¿Al integrarse la Selección Politécnica había buena química entre todos los equipos?

No necesariamente, yo tuve la fortuna de que Águilas Blancas fuera base de todas las selecciones, normalmente el equipo base es el que juega con algunas incrustaciones que deben ser muy valiosas, el sistema no se aprende en una semana. Esto genera algunas inconformidades, pero bueno siempre el Dr. Jacinto Licea manejó hábilmente el equipo; nunca hubo un problema que yo recuerde. Los jugadores estaban totalmente identificados con sus colores y lo importante era ganar el clásico.

De cierta manera en 1977 cuando además de los equipos que normalmente se convocaba, ese año llegaron a la selección los Pieles Rojas, quizás hubo química a nivele de jugadores, pero a nivel staff yo sentí falta de comunicación y coordinación, creo que nunca se pusieron de acuerdo y ese clásico con un gran equipo, se perdió.

Respecto a la final de 1977 contra Tigres, hay mucho al respecto, ¿cuáles son tus recuerdos del juego?

Efectivamente, después del triunfo sobre Cóndores, se generó un empate con los Tigres para jugar la final;  en el pasillo de la puerta 16 del Estadio Olímpico, los representantes de la liga y de ambos equipos decidieron el lugar del juego con un volado, el representante de Águilas Blancas, que se, nunca lo olvidará, pidió y perdió, eso en principio pegó en el ánimo del equipo, en esa época nunca fue lo mismo jugar con ellos en el D.F. que en Monterrey.

Escuché, no me consta, que los Tigres no iban a dejar ese campeonato al precio que fuera. Previo al juego, en el calentamiento se ubicó a los aficionados de las Águilas Blancas en un pequeño espacio en un rincón del estadio, había una sensación de peligro en el ambiente, ya casi al final del calentamiento para iniciar el juego, "fanáticos de los tigres" irrumpieron en el espacio autorizado para los fanáticos y familia de nuestro equipo, empezaron a insultar y algunos jóvenes se engancharon y los corretearon.

En ese entonces una gran parte de la tribuna tigre se dejó venir, parecía que la cosa se ponía color de hormiga, sobre todo para los nuestros, eran demasiados en ese momento staff y jugadores estábamos totalmente desconcentrados y preocupados por las familias. 

Cuando la multitud tigre estaba cerca, un “fanático” de las Águilas, sacó una pistola que a lo lejos se veía, disparó y uno o dos personas de tigres, cayeron por el túnel de entrada, en ese momento la desbandada de tigres regresó a su tribuna, e inmediatamente llego la policía a llevarse gente.

Ya ninguno de nosotros estábamos preparados para el juego; más aún me tocó recibir la patada de  kick off, me acerque a la banca a tomar un poco de agua y debajo de ella vi no menos de siete armas de fuego. Con esas emociones quien podía jugar. No sé qué paso después, creo que hubo gente detenida por varios meses y estoy seguro que estos sucesos fueron muy importantes para una derrota de 66-0 que jamás olvidaré.

¿Qué recuerdas más de tu último año?

Definitivamente no fue el año de despedida que yo hubiera deseado, venia de una gran temporada  e inicie el año con mucho optimismo, normalmente tu ultimo año debe ser el mejor, simplemente por una mayor experiencia y la inercia de saber que es tu última temporada. Nada está escrito, y al inicio del año tuve un ascenso en mi empleo que origino que llegará media hora después de iniciada la práctica, y regresar corriendo la mayoría de las veces sin una buena comida ni un baño.

Sumado a esto, se re empastó el campo y no se pisaba, entrenábamos a tres meses de la temporada en la pista y en un anexo que hay al lado del campo grande en Santo Tomás; recuerdo que a lo largo de la pista corríamos señales y en una optativa al recibir el ovoide, lógicamente sin ver el suelo, pisé una piedra que me origino una grave lesión en el tobillo izquierdo.


En consecuencia tuve que seguir trabajando y no hubo el descanso necesario, dejé de entrenar cerca de mes y medio. Regrese ya casi para iniciar la temporada, y comente con el Dr. Jacinto Licea que no me sentía apto tanto por la lesión como por la baja de condición física y que prefería descansar; me pidió que jugara y tal vez pensando en el año siguiente y por el trabajo lo pensé y acepté.

Jugué, la que debió ser mi mejor temporada, no lo fue, sin embargo me queda la satisfacción de haber apoyado al equipo, quedar como subcampeón anotador y el equipo subcampeón, casi todos los juegos los jugué infiltrado y con un 60 % de mi condición física, pudo haber sido un año excepcional, pero entiendo que en mi guion de vida, así estaba escrito. 

Toda la temporada jugué con dolor, sobre todo en los primeros juegos. Una piedra más en el zapato; en el segundo juego anote cinco veces y los otros corredores manejaron creo yo egoístamente, que deberíamos correr y anotar equitativamente, recuerdo que contra Cóndores aun cuando ganamos sólo corrí tres veces el balón, lógicamente estas situaciones mermaron mi rendimiento. Se escuchará dramático. Pero esos eventos me hicieron madurar.

Al cerrar tu carrera deportiva, ¿fue fácil dejar el futbol americano?

No es fácil, trece temporadas, cinco en Liga Mayor entrenando diario casi todo el año, objetivos, ilusiones, triunfos, expectativas, derrotas, emociones, amigos, conocidos, y muchas cosas que flotan en el entorno, quizás peso un poco no retirarme como hubiera deseado, pero al fin dejar de golpe una actividad que formó una gran parte de tu vida y de tus sueños es triste y desmotivante. Sin embargo guardo enormes recuerdos que ninguna otra actividad me ha ofrecido.

¿Recibiste alguna propuesta de probarte en algún equipo profesional?

Se mencionó esa posibilidad pero al final de mi elegibilidad no estaba en mi mejor forma, no se consolidó nada.

¿Cuál fue el siguiente paso, después de liga mayor?

Descansar y abocarme de tiempo completo a mi empleo que en esa época ya era de mucha responsabilidad, por el mes de mayo de 1978, el Dr. Jacinto Licea me invitó a participar en el cuerpo de entrenadores, acepté como preparador físico en un inicio, después asistente de corredores y en el inter entrenador de la Ola Guinda en la Liga del Instituto Nacional del Deporte (INDE), que requería de un equipo representante del IPN.

Finalmente después de dos o tres temporadas, quien a dos amos atiende...; me decidí por mi profesión y me olvidé por unos años del futbol, tal vez me ausenté cerca de diez años. Regresé, porque no podía dejarlo definitivamente y tengo un buen tiempo acudiendo a los juegos nuevamente, pero ahora como espectador. 

¿Qué incorporaste a tu vida laboral del futbol americano?

Todo, así de fácil, disciplina, amor al trabajo, responsabilidad, honestidad, fidelidad, trabajo de equipo y la incorporación de todos los valores que te inculca este deporte, complemento importante para la formación de quienes jugamos. Me considero una persona de éxito y con ángel, y sobre todo caminando tomado de la mano de Dios, soy creyente y todo este proceso me ha llevado a un crecimiento espiritual que me ha traído mucha paz y tranquilidad.

¿Qué le regresarías al futbol americano?

En este momento lo que me pidiera, desgraciadamente he hecho algunos esfuerzos sin resultado, sobre todo tratando de crear un proyecto que pudiera mejorar el rendimiento del equipo, y de los equipos de la Institución, desde un punto de vista profesional y sin violencia; pero hay muchos intereses creados y poco interés para ayudar, sobre todo de donde menos lo esperaba.

Pero en resumen si en algo puedo ayudar le dedicaría tiempo, experiencia, esfuerzo y mi corazón. Tal vez en el guion de mí vida no ha estado el estar presente en el momento adecuado con la gente adecuada, tengo muchas ideas y deseos de trabajar en bien de este deporte, lo he buscado pero he encontrado mucha resistencia, quizás algún día.

¿Les ves futuro a los equipos Politécnicos?

 Por supuesto que sí, siempre y cuando se trabaje y se dé el apoyo institucional, estoy convencido que Águilas Blancas es un equipo que atrae jugadores por el nombre y la tradición que ya es parte de la historia. No omito mencionar que mucho de ello es resultado de mi querido Dr. Jacinto Licea, sin su participación y amor al equipo a pesar de tantos enemigos no se en donde estaría este deporte en el IPN.

Entiendo también que hay ciclos pero la forma de quitarlo de ninguna manera es reflejo de personas que sepan reconocer los valores de una persona que dedicó toda una vida en ello, parte de esas reacciones, emociones, decisiones no convenientes, ineptitudes han originado la falta de continuidad en los equipos del IPN, que se niegan a morir por la grandeza propia de este deporte y por lo que significa en el Instituto y para miles de ex Politécnicos.

Existe una gama importante de elementos que han llevado a nuestro deporte de estadios llenos a semivacíos; sin embargo, siempre lo bueno perdura y hemos perdurado a pesar de todo, es mas a últimas fechas observo un crecimiento importante a nivel nacional pero aún sin directrices bien definidas.

Un primer paso deberá ser, con un sentido de beneficio, respeto, honestidad y honradez, encaminar las ideas y los esfuerzos a un solo fin, en el que unidos establezcamos y llevemos a cabo las acciones que incidan en consolidar nuestro deporte, fortaleciéndolo, es difícil pero no imposible creo que ha faltado interés de la gente que tiene la fuerza y el poder de decisión en este tipo de aspectos.

El no ser un deporte profesional y al existir demasiadas cabezas, esto se dificulta, ya que existen muchos vividores que lo único que hacen es obstaculizar a la gente que realmente pudiera lograr avances importante pero que está dedicada a sus actividades. Con una real rectoría de una Institución que norme y decida con conocimiento y experiencia; este deporte amateur, servirá como un verdadero auxiliar e
n la educación de nuestra juventud.

Con respecto a las Águilas Blancas la historia me lo ha demostrado, aun de los esfuerzos realizados, acciones violentas, escritos, etc., en tanto no asuma la dirección del Politécnico una persona que sea capaz de interpretar la importancia del futbol americano y los beneficios que puede obtener el propio Instituto y le dé el apoyo suficiente creando un plan integral con la estructura de personal y presupuesto idóneo, dudo que podamos contender dignamente al Campeonato sobre todo compitiendo con Instituciones de alto nivel económico y académico.

Desde mi punto de vista, la planeación, programación y logro de estos objetivos, no es muy complicado, lo complicado ha sido lograr el apoyo Institucional para lograr tal propósito. En este marco el Politécnico requiere un reajuste en la mayoría de los aspectos administrativos, técnicos y de decisión considerando desde la autoridad responsable hasta los niveles de menor responsabilidad, incluyendo cuerpo de entrenadores.

Esto se lograría con el establecimiento de planes a corto mediano y largo plazo, apoyado con recursos externos y creando las estructuras adecuadas y con la transparencia suficiente en su manejo. 


Sé que la solución es el trabajo y la participación de personas adecuadas que sepan lo que es este deporte y sobre todo dispuestos a colaborar de manera eficiente sin politiquerías y con un solo fin, regresarle al Politécnico el lugar que merece, de estas personas habemos algunas que hemos hecho intentos, pero que definitivamente sin el apoyo de las autoridades Institucionales no se podrá llevar a cabo ninguna mejora 

Héctor Salinas


Amables aficionados sus comentarios serán bienvenidos, me pueden contactar en hecmansalz71@gmail.com y twitter@enlazonadetd.com

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