A partir de su creación en
1969, el equipo de Águilas Blancas fue adoptado inmediatamente por los
aficionados Politécnicos, en una época de nuestro futbol americano en la cual
la calidad de los equipos de Liga Mayor alcanzaron un nivel nunca antes visto.
Esta es la historia de Rodolfo Ruiz Galindo, mejor conocido como
"Rudy", uno de los mejores jugadores Politécnicos, quien brilló
en la década de los años setenta.
Mucho se habla de ese equipo en particular, los
expertos lo señalan al de 1973 como el
mejor equipo de Águilas Blancas de la historia, ¿qué me dices al respecto?
Aun cuando
ha habido otros equipos campeones, ccoincido que el equipo
de 1973 ha sido el mejor en la historia de las Águilas Blancas. A pesar
de estar en contra de las comparaciones ya que se
tendrían que dar las mismas condiciones en un momento determinado, me atrevo a
asegurar lo anterior ya que según mi
opinión en las Águilas no ha existido tanta calidad en todas las posiciones y los
rivales de esa década eran equipos más fuertes.
La mayoría de los jugadores en su quinto año y un buen número de novatos de primera
calidad en distintas posiciones que llegaron a fortalecer la estructura
veterana existente. Adicionalmente un cuerpo de entrenadores con liderazgo,
capacidad, experiencia y amor al equipo. Asimismo y como uno de los puntos más
importantes mayor apoyo de las autoridades del Instituto a todos
niveles.
Así como de gente con recursos
y capacidad económica no vista por mí en ningún año subsecuente. Estos elementos de hecho motivaron el nacimiento y consolidación de una
identidad durante cuarenta años y que es la única a pesar de los detractores,
enemigos, autoridades y demás aspectos negativos que ha mantenido la tradición
de este deporte en el Instituto.
En 1973, fueron de gira a Estados Unidos, ¿recuerdas
qué lograron en conjunto y se trabajó más de cara a la temporada?
Fue un año importante, un gran equipo plagado de
estrellas, de primera calidad. Jugamos pretemporada en USA venciendo a los freshman
y uno que otro cachirul de dos universidades, la de Carolina la del Norte y la de
Carolina del Sur en menos de una semana; ese año trabajamos mucho en
acondicionamiento físico, base de una excelente preparación
Regresamos y el primer juego fue contra Cóndores de la
UNAM, me tocó recibir la patada inicial, que devolví hasta la yarda 35
contraria, fue una muestra de lo que sería el equipo ese año. Desde 1971 se
implantó en las Águilas Blancas el sistema Wishbone, por lo tanto en la gira de
1973 ya lo utilizábamos.
Te puedo comentar que este sistema tiene una
estructura básica para juego por tierra por lo que alternábamos otro sistema de
la Universidad de Carolina que era más versátil, estructurado para juego aéreo
y de donde se podía manejar la triple opción, es decir combinábamos dos
sistemas para enfrentar a los rivales según sus características físicas y
técnicas, lo que permitía también tener mayores alternativas para ajustes
durante el transcurso del juego.
¿Qué tan difícil fue para ti ese año de novato?
Ricardo Strevel, los hermanos Bustillos, Hijar, Linares, Jaime González,
David Benítez entre otros, formábamos ese explosivo backfield, año difícil pero
con mucha convicción. El deseo y parte del objetivo de mi vida redituaron en una
buena temporada para mí y la plataforma para años siguientes.
Respecto a tu época en Liga Mayor ¿había un límite de edad?
No, no había límite de edad en ese sentido los juegos eran más fuertes y
con mayor madurez, entre hombres y no entre jóvenes. La temporada de 1973, fue
muy fuerte por ello todos los equipos tenían un promedio de edad cercanos o por
arriba de los 25 años.
¿Contra qué equipo fue tu primer touchdown en la Liga
Mayor?
Mi primer touchdown fue contra
los Tigres de la UANL en 1973 en el estadio Olímpico de CU. Fue una resbalada
del lado izquierdo de aproximadamente 60 yardas. Esto dio inicio a una serie de
anotaciones que se me vienen a la mente durante mi
carrera y que motivo a un periódico (ESTO) a calificarme y de hecho me agradó, como “el hombre de los touchdowns espectaculares”.
Los expertos califican esa década como la de mayor nivel que se ha jugado
en la historia del fútbol americano en México.
Como lo
mencione anteriormente y siguiendo algunas opiniones sobre todo de deportistas,
coincido en que es muy difícil comparar una época, un
equipo o un jugador; lo que sí puedo decir es que fue una década donde se
fortaleció, modernizó y actualizo la técnica, la preparación física, el apoyo
institucional, la mentalidad y el amor a la institución, en verdad se jugaba
con el corazón, pero con avances tecnológicos importantes, mejorando épocas
anteriores.
Si ves los marcadores te darás cuenta de lo peleado que fueron esos juegos
en general. Es más en 1976 los Guerreros Aztecas de la UNAM derrotaron a los
Borregos Salvajes del Tecnológico de Monterrey y a los Cóndores lo que da idea de la competencia cerrada que había, es mas
en ese año en juego nocturno, vencimos a los Guerreros y a Dios gracias con
tres anotaciones mías de largo yardaje.
¿Qué era lo más difícil de jugar contra el Tecnológico de Monterrey, Pieles
Rojas o Cóndores?
En mi periodo, los equipos más representativos de las Instituciones,
mantenían un nivel alto en nuestro medio, los equipos eran fuertes y maduros.
En el caso de Cóndores la técnica depurada y velocidad de reacción de su
defensiva. Pieles rojas y el ITESM., equipos técnicos pero muy poderosos y
golpeadores, opino que en esa época el Tec. era el equipo más grande y
golpeador.
¿Consideras que era desventaja jugar contra los
jugadores becados del Tec.?
No, siempre tuvieron becados y en esa época de EUA, James Mcfall y Ronnie
Washington, dos tremendos corredores, amén de varios linieros de calidad y
tonelaje, lo que pasa es que becaban sin desmantelar los equipos de México, y
el nivel aún así se mantenía con cierta estabilidad, aun con esa aparente
ventaja. En esa época fueron juegos muy cerrados.
Durante esa temporada de 1973, sólo perdieron contra Pieles Rojas y
cobraron la afrenta en la semifinal
Los Pieles Rojas de 1973 un gran equipo con potencial de campeón,
efectivamente nos derrotó ese año en un juego muy cerrado, pero en la semifinal
los derrotamos en un juego con un final irrepetible en donde siempre se hablará
de aquella jugada, en donde todos esperábamos que patearan el gol de campo y se
la jugaron perdiendo la oportunidad de volvernos a derrotar. Creo yo que
el guión ya estaba escrito y ese año era el nuestro.
¿Qué recuerdas más de esa temporada?
Yo creo que hay muchas cosas para recordar, recuerdos
que hacen crecer el espíritu y dan felicidad, recuerdos de compañeros, Coaches,
utileros que de una forma u otra forman parte de mi vida; mi primer touch down
, mi primer carrera, mi primer estadio lleno, mi respeto al Dr. Jacinto Licea,
todo son recuerdos.
Recuerdos de mucho sacrificio, disciplina, honor,
dignidad y sobre todo parte importante de mi formación y el orgullo de ser
Águila Blanca, Burro Blanco y Politécnico de corazón. Quizás lo más difícil
para mí fue que en ese entonces, trabajaba, estudiaba y entrenaba, en verdad
complicado pero aprendí que los sueños pueden hacerse realidad.
¿Por qué te decidiste a jugar
en Águilas Blancas?
Mi primer uniforme, que se lo
pedí a los Reyes Magos fue dorado con números azules; universitario,
pero posteriormente en un juego teniendo siete u ocho años, mi papá ex
politécnico, me llevó a ver a los equipos del Politécnico vs Pensacola USA, salió muy
triste por la derrota, en ese momento me volví aficionado al Politécnico. Es más
mi equipo preferido eran los Cheyennes de la Vocacional Dos y el Politécnico
Blanco, yo soñaba con jugar ahí y que me cortaran el pelo al estilo Mohicano,
ese fue un gran deseo por bastantes años. Es más el 36 lo tomé de
Antonio “Negro” Bradley.
¿Qué pasó? Por motivos de
logística y profesión, tuve que jugar con algún equipo del Casco de Santo
Tomás, al fin y al cabo seguía siendo del Politécnico.
Llegamos a entrenar mi hermano
Alberto y yo, recuerdo que ese año por motivos de edad se hizo una Selección
para Juvenil con jugadores de las Vocaciones Tres y Cinco, se decidió que el
equipo se llamaría Zorros de la Vocacional Tres, algunos preferían llamarlo
Águilas Blancas de la Vocacional Tres; para no crear conflictos entre jugadores
de ambas Vocacionales.
En esa temporada, la primera
en el Politécnico, mi hermano y yo nunca faltamos y siempre con mucha
disponibilidad y deseos de jugar, eso nos mereció ser capitanes en la final
contra el trabuco del Colegio Tepeyac, aun sin haber entrado a una sola jugada.
Uno de mis mas grandes recuerdos viene de esa época; un día antes del primer
juego, nos entregaron los jerseys guindas, por cierto, con números blancos.
Yo fui el único jugador que no
alcanzó jersey nuevo y me dieron uno muy usado y decolorado y le faltaba en la
espalda el cuatro ya que el número era el 47, mi madre lo quiso arreglar, pero
mi papá le dijo ”déjalo así, fue lo que le tocó”. Te comento esto, porque mi
grato recuerdo es que, aquel joven triste por su uniforme, llegó a ser uno de
los mejores jugadores de México, bueno eso pienso.
Al estar en estos equipos, en
1969, se crean las Águilas Blancas, y como semilleros las Vocacionales Tres y
Cinco, de ahí mí llegada a este equipo que de hecho ya lo amaba. Subí
a Liga Mayor y el cambio fue impresionante, gente más grande, fuerte,
preparada, rápida, al principio fue difícil, sin embargo me acoplé y terminé
como Novato del Año en 1973.
¿Quién o qué fue lo que te
influenció a escoger este deporte sobre otros?
Practiqué el soccer,
básquetbol, vóleibol, beisbol, atletismo y con bastante suerte, gracias a las
facultades que Dios me dio. Al correr de los años me di cuenta que prefería el
americano, por muchas razones, disciplina, valor, compañerismo, unión,
sacrificio, deporte que reúne muchas cosas positivas y me decidí a practicarlo
a partir de los 10 años. Me inicié en la posición de guardia, y al tercer juego
ya era el fullback.
Me gustó siempre correr con el balón, jugué dos años
en infantil, sentí que tenía mucho potencial para jugarlo.
¿Cómo inicia tu carrera en el
fútbol americano?
Nacer en una buena familia es
un buen principio; papá, mamá y tres hermanos. Mi padre ex jugador del
Politécnico y Seleccionado Nacional, al término de su carrera se incorporó al
cuerpo de árbitros, casado con una excelente mujer, desde que yo me encontraba
en sus entrañas, ya era fanático de este maravilloso deporte, como puedes ver,
nací con el futbol americano en la sangre.
Sábados y domingos con la
familia y en temporada, sobre todo de Intermedia y Liga Mayor, eran fines de
semana de futbol americano, a veces mi papá arbitraba tres juegos el sábado y
otros tres el domingo y nosotros ahí con él.
Recuerdo que en un juego en un
campo de C.U. debió haber sido de juvenil, yo, como de seis años
aproximadamente, mi madre se acercó a un jugador y le pidió prestado su casco a
exigencia mía, era tanto nuestro amor al deporte que sinceramente nos lo
robamos y desde ese día dormí con él a mi lado acompañado de un balón. En mi
infancia este deporte era todo para mí.
Crecí en un ambiente de futbol
americano y te puedo platicar de juegos y jugadores desde finales de los
cincuentas, te puedo decir que vi todos los clásicos desde 1953 hasta los que
jugué. Estuve en aquel juego histórico de Omar Fierro a los 12 años de edad. Ese fue también, parte del inicio.
En tu etapa de estudiante,
empleado y jugador, ¿recibiste algún apoyo por parte de los maestros o
consideración por participar en el equipo?
En ninguna de mis etapas
recibí apoyo alguno, en el caso de la escuela, llevaba a cabo los trámites de
inscripción y de cualquier otra índole como un estudiante normal. Es más hubo
ocasiones en las que tuvimos que pernoctar afuera de la escuela para lograr una
inscripción; en el último año de la carrera, no cursé tres materias por falta
de tiempo, lo que originó terminar la carrera de Contador Público un año
después.
Para ilustrar lo anterior, en
mi primer año de Liga mayor, requería salir del trabajo media hora antes, esta
posibilidad me fue negada en mi trabajo, al comentarlo con mis entrenadores lo
único que pudieron darme fueron las gracias, sin embargo y afortunadamente, mi
jefe en la oficina me autorizaba diariamente un pase de salida con el riesgo
que ello implicaba. Creo que, debido a situaciones de esta naturaleza el futbol
americano en México, ha llegado a perder un gran número de talentos.
En la temporada
de 1974, caen en la semifinal ante Pieles Rojas ¿qué es lo que más
recuerdas?
1974 fue un año de
reestructuración, por tanto veterano importante que se retiró; afortunadamente
en lo personal siempre lo di todo en la cancha, 1974, fue un año importante
para mí, logre mis objetivos personales e inicie de hecho mi carrera hacia el
éxito.
Ese año quedaste
como uno de los líderes anotadores con 54 puntos
Efectivamente a partir de ese
año me mantuve como uno de los máximos anotadores de la liga ese año se inicio
mi carrera ascendente, casi siempre mis anotaciones importantes fueron de largo
yardaje, lástima de la falta de estadísticas, porque yo era un jugador modesto
e introvertido que nunca vendió sus actuaciones.
En las
temporadas de 1975 y 1976 quedaron ganadores del grupo B pero no lograban
coronarse.
En estos años hubo muchos
cambios en el staff, en 1975; otra cosa que influyó fue que por lo mismo creo
yo que el reclutamiento no fue muy bueno solo chequen los perfiles de nuestras
líneas ofensiva y defensiva con la de otros equipo, 1975,1976 y 1977 nuestra
línea ofensiva difícilmente rebasaba los 90 kg.
Hay otros elementos, no se la
razón ni quiero entran en falsas o medias verdades, pero en 1974, subió una
camada de corredores de buen nivel pero con mucha injerencia en la coordinación
ofensiva, el juego ofensivo se repartía "equitativamente" y eso creo
perjudico al equipo, repito lastima de no tener estadísticas, pero creo que
debí haber llevado más veces el balón, no con esto digo que hubiéramos sido
campeones pero siempre he dicho ocupa a tus mejores hombres.
Yo creo que solo los
corredores y quarterback de 1977 que eran los mismos de dos o tres temporadas
atrás, y solamente ellos lo saben y es la primera vez que lo comento y
aun no deja de lastimarme, ese año sufrí un fuerte esguince es mas pensé no
jugar ese año, el Dr. me convenció, tal vez por el peso que tenía yo en el
equipo, jugué infiltrado varios juegos, pero el meollo es que en toda mi lesión
otra persona ocupo mi puesto.
Una semana antes del primer
juego en Monterrey empecé a entrenar en forma, y al momento de dar la lista, yo
estaba como primer equipo; a la otra semana en el D.F. vencimos a la
Universidad Autónoma de Guadalajara, repetí la hazaña y en solo medio tiempo
anoté cinco veces. Esto origino envidias.
El lunes, yo siempre llegaba
media hora tarde a entrenar porque ya trabajaba, y me encontré que todo el
backfield, quarterbacks y corredores estaban sentados con el Coordinador
Ofensivo en una plática de reclamos, me acerque y el tema para mi sorpresa era
que porque yo anotaba tanto y que ellos querían anotar igual, me reí, pero la
moción fue aceptada y por convicción no me desequipé y los mande a volar.
Esto cambio toda mi última temporada, contra Cóndores solo corrí la bola tres
veces, me usaron como engaño y sin envidia lo digo otro corredor se llevo la
gloria en ese juego y lo bueno fue que ganamos. Eso aun como persona me conflictúa
no por ellos sino quizás porque eche a perder lo que debió haber sido mi mejor
año, aun así fui subcampeón en anotaciones.
No todo fue belleza.
Por una parte la
hegemonía del Tec. de Monterrey, Tigres y de Pieles Rojas hacían ver mal a los
equipos del IPN y de la UNAM. Desde tu punto de vista ¿qué les hacía
falta para estar al mismo nivel que ellos
Yo creo que en esos años nada,
se les gano a los tres equipos y aun cuando nuestras líneas en comparación eran
de menor perfil, siempre estuvimos al tú por tú, lastima de estadísticas pero
si recuerdas aun con esa línea, sin demeritarla de ninguna forma, en 1976 obtuve cinco reconocimientos de la liga, jugador
del año, campeón anotador, mejor en la posición, mejor del equipo, mejor
pateador, sin estar en uno de los mejores equipos.
Y más aun en 1976 primera
estadística, he sido el corredor que rebaso las 1000 yardas en un equipo que ni
siquiera llegó a semifinales.
¿Al integrarse
la Selección Politécnica había buena química entre todos los equipos?
No necesariamente, yo tuve la fortuna de que Águilas
Blancas fuera base de todas las selecciones, normalmente el equipo base es el
que juega con algunas incrustaciones que deben ser muy valiosas, el sistema no
se aprende en una semana. Esto genera algunas inconformidades, pero bueno
siempre el Dr. Jacinto Licea manejó hábilmente el equipo; nunca hubo un
problema que yo recuerde. Los jugadores estaban totalmente identificados con
sus colores y lo importante era ganar el clásico.
De cierta manera en 1977 cuando además de los equipos que normalmente se
convocaba, ese año llegaron a la selección los Pieles Rojas, quizás hubo
química a nivele de jugadores, pero a nivel staff yo sentí falta de
comunicación y coordinación, creo que nunca se pusieron de acuerdo y ese
clásico con un gran equipo, se perdió.
Respecto a la
final de 1977 contra Tigres, hay mucho al respecto, ¿cuáles son tus recuerdos
del juego?
Efectivamente, después del
triunfo sobre Cóndores, se generó un empate con los Tigres para jugar la final; en
el pasillo de la puerta 16 del Estadio Olímpico, los representantes de la liga
y de ambos equipos decidieron el lugar del juego con un volado, el
representante de Águilas Blancas, que se, nunca lo olvidará, pidió y perdió,
eso en principio pegó en el ánimo del equipo, en esa época nunca fue lo mismo
jugar con ellos en el D.F. que en Monterrey.
Escuché, no me consta, que los
Tigres no iban a dejar ese campeonato al precio que fuera. Previo al juego, en
el calentamiento se ubicó a los aficionados de las Águilas Blancas en un
pequeño espacio en un rincón del estadio, había una sensación de peligro en el
ambiente, ya casi al final del calentamiento para iniciar el juego,
"fanáticos de los tigres" irrumpieron en el espacio autorizado para
los fanáticos y familia de nuestro equipo, empezaron a insultar y algunos
jóvenes se engancharon y los corretearon.
En ese entonces una gran parte
de la tribuna tigre se dejó venir, parecía que la cosa se ponía color de
hormiga, sobre todo para los nuestros, eran demasiados en ese momento staff y
jugadores estábamos totalmente desconcentrados y preocupados por las
familias.
Cuando la multitud tigre
estaba cerca, un “fanático” de las Águilas, sacó una pistola que a lo lejos se
veía, disparó y uno o dos personas de tigres, cayeron por el túnel de entrada,
en ese momento la desbandada de tigres regresó a su tribuna, e inmediatamente
llego la policía a llevarse gente.
Ya ninguno de nosotros
estábamos preparados para el juego; más aún me tocó recibir la patada de
kick off, me acerque a la banca a tomar un poco de agua y debajo de ella
vi no menos de siete armas de fuego. Con esas emociones quien podía
jugar. No sé qué paso
después, creo que hubo gente detenida por varios meses y estoy seguro que estos
sucesos fueron muy importantes para una derrota de 66-0 que jamás olvidaré.
¿Qué recuerdas más de tu último año?
Definitivamente no fue el año de despedida que yo
hubiera deseado, venia de una gran temporada e inicie el año con mucho
optimismo, normalmente tu ultimo año debe ser el mejor, simplemente por una
mayor experiencia y la inercia de saber que es tu última temporada. Nada está
escrito, y al inicio del año tuve un ascenso en mi empleo que origino que
llegará media hora después de iniciada la práctica, y regresar corriendo la mayoría
de las veces sin una buena comida ni un baño.
Sumado a esto, se re empastó el campo y no se pisaba,
entrenábamos a tres meses de la temporada en la pista y en un anexo que hay al
lado del campo grande en Santo Tomás; recuerdo que a lo largo de la pista
corríamos señales y en una optativa al recibir el ovoide, lógicamente sin ver
el suelo, pisé una piedra que me origino una grave lesión en el tobillo
izquierdo.
En consecuencia tuve que seguir trabajando y no hubo
el descanso necesario, dejé de entrenar cerca de mes y medio. Regrese ya casi
para iniciar la temporada, y comente con el Dr. Jacinto Licea que no me sentía
apto tanto por la lesión como por la baja de condición física y que prefería
descansar; me pidió que jugara y tal vez pensando en el año siguiente y por el
trabajo lo pensé y acepté.
Jugué, la que debió ser mi mejor temporada, no lo fue, sin embargo me queda
la satisfacción de haber apoyado al equipo, quedar como subcampeón anotador y
el equipo subcampeón, casi todos los juegos los jugué infiltrado y con un 60 %
de mi condición física, pudo haber sido un año excepcional, pero entiendo que
en mi guion de vida, así estaba escrito.
Toda la temporada jugué con dolor, sobre todo en los
primeros juegos. Una piedra más en el zapato; en el segundo juego anote cinco
veces y los otros corredores manejaron creo yo egoístamente, que deberíamos
correr y anotar equitativamente, recuerdo que contra Cóndores aun cuando
ganamos sólo corrí tres veces el balón, lógicamente estas situaciones mermaron mi
rendimiento. Se escuchará dramático. Pero esos eventos me hicieron madurar.
Al cerrar tu carrera deportiva, ¿fue fácil dejar el
futbol americano?
No es fácil, trece temporadas, cinco en Liga Mayor
entrenando diario casi todo el año, objetivos, ilusiones, triunfos,
expectativas, derrotas, emociones, amigos, conocidos, y muchas cosas que flotan
en el entorno, quizás peso un poco no retirarme como hubiera deseado, pero al
fin dejar de golpe una actividad que formó una gran parte de tu vida y de tus
sueños es triste y desmotivante. Sin embargo guardo enormes recuerdos que
ninguna otra actividad me ha ofrecido.
¿Recibiste alguna propuesta de probarte en algún
equipo profesional?
Se mencionó esa posibilidad pero al final de mi
elegibilidad no estaba en mi mejor forma, no se consolidó nada.
¿Cuál fue el siguiente paso, después de liga mayor?
Descansar y abocarme de tiempo completo a mi empleo
que en esa época ya era de mucha responsabilidad, por el mes de mayo de 1978,
el Dr. Jacinto Licea me invitó a participar en el cuerpo de entrenadores,
acepté como preparador físico en un inicio, después asistente de corredores y
en el inter entrenador de la Ola Guinda en la Liga del Instituto Nacional del
Deporte (INDE), que requería de un equipo representante del IPN.
Finalmente después de dos o tres temporadas, quien a
dos amos atiende...; me decidí por mi profesión y me olvidé por unos años del
futbol, tal vez me ausenté cerca de diez años. Regresé, porque no podía dejarlo
definitivamente y tengo un buen tiempo acudiendo a los juegos nuevamente, pero
ahora como espectador.
¿Qué incorporaste a tu vida laboral del futbol
americano?
Todo, así de fácil, disciplina, amor al trabajo,
responsabilidad, honestidad, fidelidad, trabajo de equipo y la incorporación de
todos los valores que te inculca este deporte, complemento importante para la
formación de quienes jugamos. Me considero una persona de éxito y con ángel, y
sobre todo caminando tomado de la mano de Dios, soy creyente y todo este
proceso me ha llevado a un crecimiento espiritual que me ha traído mucha paz y
tranquilidad.
¿Qué le regresarías al futbol americano?
En este momento lo que me pidiera, desgraciadamente he
hecho algunos esfuerzos sin resultado, sobre todo tratando de crear un proyecto
que pudiera mejorar el rendimiento del equipo, y de los equipos de la
Institución, desde un punto de vista profesional y sin violencia; pero hay
muchos intereses creados y poco interés para ayudar, sobre todo de donde menos
lo esperaba.
Pero en resumen si en algo puedo ayudar le dedicaría
tiempo, experiencia, esfuerzo y mi corazón. Tal vez en el guion de mí vida no
ha estado el estar presente en el momento adecuado con la gente adecuada, tengo
muchas ideas y deseos de trabajar en bien de este deporte, lo he buscado pero
he encontrado mucha resistencia, quizás algún día.
¿Les ves futuro a los equipos Politécnicos?
Por supuesto que sí, siempre y cuando se trabaje
y se dé el apoyo institucional, estoy convencido que Águilas Blancas es un
equipo que atrae jugadores por el nombre y la tradición que ya es parte de la
historia. No omito mencionar que mucho de ello es resultado de mi querido Dr.
Jacinto Licea, sin su participación y amor al equipo a pesar de tantos enemigos
no se en donde estaría este deporte en el IPN.
Entiendo también que hay ciclos pero la forma de
quitarlo de ninguna manera es reflejo de personas que sepan reconocer los
valores de una persona que dedicó toda una vida en ello, parte de esas
reacciones, emociones, decisiones no convenientes, ineptitudes han originado la
falta de continuidad en los equipos del IPN, que se niegan a morir por la
grandeza propia de este deporte y por lo que significa en el Instituto y para
miles de ex Politécnicos.
Existe una gama importante de
elementos que han llevado a nuestro deporte de estadios llenos a semivacíos;
sin embargo, siempre lo bueno perdura
y hemos perdurado a pesar de todo, es
mas a últimas fechas observo un crecimiento importante a nivel nacional pero
aún sin directrices bien definidas.
Un primer paso deberá ser, con
un sentido de beneficio, respeto, honestidad y honradez, encaminar las ideas y
los esfuerzos a un solo fin, en el que unidos establezcamos y llevemos a cabo
las acciones que incidan en consolidar nuestro deporte, fortaleciéndolo, es
difícil pero no imposible creo que ha faltado interés de la gente que tiene la
fuerza y el poder de decisión en este tipo de aspectos.
El no ser un deporte
profesional y al existir demasiadas cabezas, esto se dificulta, ya que existen
muchos vividores que lo único que hacen es obstaculizar a la gente que
realmente pudiera lograr avances importante pero que está dedicada a sus
actividades. Con una real rectoría de una Institución que norme y decida
con conocimiento y experiencia; este deporte amateur, servirá como un verdadero
auxiliar e
n la educación de nuestra juventud.
Con respecto a las Águilas
Blancas la historia me lo ha demostrado, aun de los esfuerzos realizados,
acciones violentas, escritos, etc., en tanto no asuma la dirección del
Politécnico una persona que sea capaz de interpretar la importancia del futbol
americano y los beneficios que puede obtener el propio Instituto y le dé el
apoyo suficiente creando un plan integral con la estructura de personal y
presupuesto idóneo, dudo que podamos contender dignamente al Campeonato sobre
todo compitiendo con Instituciones de alto nivel económico y académico.
Desde mi punto de vista, la
planeación, programación y logro de estos objetivos, no es muy complicado, lo
complicado ha sido lograr el apoyo Institucional para lograr tal propósito. En
este marco el Politécnico requiere un reajuste en la mayoría de los aspectos
administrativos, técnicos y de decisión considerando desde la autoridad
responsable hasta los niveles de menor responsabilidad, incluyendo cuerpo de
entrenadores.
Esto se lograría con el
establecimiento de planes a corto mediano y largo plazo, apoyado con recursos
externos y creando las estructuras adecuadas y con la transparencia suficiente
en su manejo.
Sé que la solución es el
trabajo y la participación de personas adecuadas que sepan lo que es este
deporte y sobre todo dispuestos a colaborar de manera eficiente sin
politiquerías y con un solo fin, regresarle al Politécnico el lugar que merece,
de estas personas habemos algunas que hemos hecho intentos, pero que
definitivamente sin el apoyo de las autoridades Institucionales no se podrá
llevar a cabo ninguna mejora
Héctor Salinas
Amables aficionados sus comentarios serán bienvenidos, me pueden contactar en hecmansalz71@gmail.com y twitter@enlazonadetd.com