El día domingo ocho de diciembre, se jugó en el Estadio
Bicentenario de Cabo San Lucas la final de tocho bandera infantil entre los
equipos de Halcones y Steelers. El evento se llevó a cabo alrededor de las diez
de la mañana, los niños de ambos equipos
mostraban una alegría y emoción por disputar el encuentro; practicaban sus jugadas y esperaban ansiosos
el momento de escuchar el silbatazo inicial para comenzar el partido decisivo.
Previo al arranque del juego, se
acomodaron los trofeos respectivos y los pequeñines de Steelers corrieron para
ver de cerca los posibles premios, algunos de ellos querían tocarlos y
comentaban quién de ellos sería el jugador más valioso del encuentro. Su
motivación aumentó y regresar a terminar su calentamiento, su Coach Humberto
Ocampo daba las instrucciones finales y designaba a los capitanes para la
ceremonia del volado.
La moneda de la suerte.
Uno de esos niños tuvo el detalle
de acercarse al referee y darle una moneda que había encontrado en el campo, le
pidió que con esa hiciera el volado era la que les traería buena fortuna y su
deseo parecía tomar forma. Ganaron la decisión
y comenzó el encuentro por el campeonato.
Alentados por su familia y
entrenadores ambos equipos dieron una gran primera mitad, 19-12 era el marcador
al medio tiempo; la balanza se podía inclinar para cualquier lado, los pequeños
corrían de un lado para otro, niños y niñas participaban en el terreno de
juego, Marisol Vega y Oscar Gutiérrez eran los anotadores de Halcones; el Coach
Jonathan Vega mandaba jugadas y hacía ajustes con sus pupilos para buscar la
anotación.
Un cierre muy
peleado.
Las defensivas ajustaron
y las anotaciones fueron solamente una por bando, Steelers sumó un touchdown para aumentar su ventaja a
26 puntos al fallar la conversión; Halcones no bajo los brazos y se esforzaron
para anotar y convertir la conversión y se acercaron a sólo seis puntos; cada
jugada era disputada con muchas ganas y los volátiles
estuvieron cerca de empatar el encuentro pero no lograron anotar y el partido
llegó a su fin con el silbatazo final.
El jugador más valioso.
Resaltar a un jugador sería tal vez injusto para el trabajo que hicieron todos los niños, el reconocimiento va también para las personas involucradas en este proyecto, en especial a las autoridades de la Casa Hogar de Cabo San Lucas quienes permitieron su integración al deporte y darles una oportunidad de compartir la alegría del deporte y al Coach Humberto Ocampo por este triunfo que va más allá del emparrillado.
Si la suerte tuvo algo que ver, efectivamente el niño que se encontró la moneda fue el más destacado de la final y se llevo su trofeo orgulloso, su nombre es Arturo Mendoza ¡felicidades campeón!
Dos campeones.
El resultado muchas veces es circunstancial cuando el
verdadero espíritu del juego se demuestra en cada jugada alentando a los niños
a competir y a trabajar en equipo, inculcarles el valor de la convivencia y el
beneficio de practicar un deporte que los mantenga sanos, procurar la
convivencia familiar y hacer de ellos mejores ciudadanos y lo más importante
para ellos es como dice el dicho “Puedes dar un mejor sermón con tus acciones
que con tus palabras”.
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